miércoles, enero 05, 2011

EL ALIENTO


El mal aliento del lobo


espantó a mis ovejas,


pero solo las espantó


para comerse unas cerezas.




Corrieron y corrieron hasta el fin


y yo desalientada las perseguí.


Perdí diez, quince, veinte,


al final solo una encontré,


pero esa vez mi aliento salió,


y a la última oveja espantó.




Así que como pastora


yo solo valgo para estar sola.